¡Atención!

Coria NO se hace responsable por daños morales, psicológicos o físicos (golpeadores pagados) que puedan provocar los textos. Cualquier similitud con algún hecho de la vida real, es pura coincidencia.
Ley N° 12786

lunes, 14 de julio de 2008

Tío Ricky, nuestro fiestero tío.

Díganme que no, y los acuso de chamuyonguis. Díganme que no, y seguro no se juntan con sus tíos... en fin, el texto va a estar dedicado a ese tío, ese “padrino”, ese amigo de tu viejo o vieja que va a todas las zorras reuniones familiares. Ese que se pone a contar historias donde él siempre es un vivaracho. Ese que se pone en pedo en los cumpleaños de 15. Ese que decís: “Ayy, y te acordás cuando el Tío (su nombre) empezó a cantar, y...”. En fin, nuestro TIO, el Tío Ricky. (Aunque también existen variantes, como tío Coqui, tío Pelado, tío Pollo, tío Rama, etc...)
No sé por qué motivo, por qué causa... siempre hay una oveja negra en la familia. Una oveja jodona, una oveja fiestera... soltera, además. O con una mujer que le perdona TODO. Jaja, aguante. Ese chabón cuarenticincón que siempre que hay que bailar, baila, siempre que hay que cantar, ladra, ese mismo. Nunca faltan las reuniones donde dicen (ahora porque hay dvd’s de eso): “Hacemos un karaokeeeeeeee?!?!?!”. Y sí, hacemos. ¿Y qué del Tío Ricky? Sí, a la media hora de que todo el mundo (abuelas, tu vieja, tu hermano) hizo el ridículo, cae el Tío Ricky con una Quilmes encima, y empieza: “Esta la cantaba ya desde pibe, me acuerdooo...!!”, y continúa, pifiando la letra, obvio, el hijo de puta: “Siga el baile, siga el baile... eerehhhgnrsas-tamborín!! La cuhhmparsa de looouss neeeegrruuuhhh...!! Vamos todos!!”. Sí, encima la va de director. O sea, todo bien “Richard” (sí, porque también le dicen así, a veces...), pero guacho, das asco. Ok, nos hacés cagar de risa... pero ya!!
También es el tío que en los 15 no para de bailar... y el que se queda hasta el final de la fiesta las cosas que se robó del “Carnaval carioca”. O sea, ya te vimos con el gorro de Aladin con la pluma. Nos sacamos fotos, todo... basta un toque, sí? Deben pensar, a esta altura que estoy en contra... pero no. Sin mencionar sus intentos por ridiculizar al mago... ah, jaja, eso!! Tiene una especie de atracción hacia los magos. No sé, siempre lo toman a él... pobre, le queman la mano, le pinchan el culo (Qué?! Ni que me lo hubieran hecho!!), y le prenden fuego la guita; que, a propósito, dice: “$100?! No tengo, estoy seco...”, cuando en realidad, tiene como 5. Además, poco disimulado: “Míos?! Quememos unos tuyos!!”, y de fondo, la risa de todos “Hajejeje...”, tipo falseada, pero con algo de verdad. Ayy, tío...
Lo que juega muchos puntos a favor es que no tiene vergüenza de nada... por eso saca a bailar a toda la gente que nadie quiere (abuelas, tías lejanas, amigas de tus abuelas), y LA PASA BIEN!! No sé cómo hará... a mí me dá vergüenza el sólo hecho de que mi vieja piense en bailar. Grrrr... tuve un escalofrío.
Qué autos usa? Y... generalmente usa autos medianamente buenos, como Sienas o Méganes... y los colores son de esos verdes oscuros, bordós... esos! Y maneja puteando a todos... creyéndose Meteoro. Ah, porque le re caben los autos, y en cada reunión te cuenta cómo fue la carrera anterior... Y es el típico chabón que cuando era pibito y andaba en bicicleta hacía el ruido de los motores de los autos de TC. Lo veias ( o bueh, te cuenta tu abuela) que iba en la bicicleta y hacía: “WWWuuuuaaammmbbbbambaaaammmmbambaaamm!!!!”. Ni que pareciera el ruido original, no, pero... me entienden.
Además, es el típico flaco que sabe hacer varias cosas, menos jugar a la pelota. Ponele, vas a una quinta y lo vés al chabón arreglando algo, limpiando la pileta, haciendo el asado, que te dice: “Uhhhh, esto está...!! PUNTO CARAMELO!!”. Puro corazón, Ricky! Amigazo! Y con respecto al fútbol, sí, bueno... siempre ataja, obvio. Porque es un queso que sirve para relatar el partido, y decir giladas graciosas... también es el que siempre llega tarde a cada palo, hecho con buzos. Cae en cámara lenta, y para el palo que no tenía que ir. Un grande.
Por cierto, tiene buena memoria Ricky... recuerden eso. Siempre se acuerda de cómo era la casa. Ponele, dicen “Sí, porque los chicos jugaban en el patio (refiriéndose a él y a tu viejo).”, y Ricky dice: “Sí, yo me acuerdo que donde ahora es el patio estaba la pieza de papá y mamá, te acordás? Que para ir pasabas por el pasillo, que estaba donde ahora está el baño.”. O sea, cómo te acordás, WWWacho?!
Y si te va mal en el colegio, lo heredaste de él. “Ayy, no, tu papá era un alumno 10 en el colegio... pero tu tíooo!!! Ayy, me volvía loca...”, para continuar con carcajadas de todos. “Sí, me acuerdo que me llevaba 4 por año...”, y empieza a contar cómo lo castigaban, con las reglas, bueh, ya sabemos...
Uhhhh, las historias de fantasmas que tiene en forro!!! Obvio, de mentira, porque le cabe chamuyar... no sé por qué, Ricky. Sos grosso igual, sin mentir... jaja. Siempre dice haber visto un OVNI, una pendeja con vestido blanco, etc... Sí, con un vodka encima, quién no vé fantasmas, Rick?!
En fin... yo por ahí estoy hablando de todo esto... y en un futuro me convierta en tío... “Cori”.

Gracias por leer,

Coria.

lunes, 7 de julio de 2008

Si el Indio no viene a nosotros...

(Antes que nada, perdón por el mes sabático...)

Eran aproximadamente las 8 y media del día sábado 5 de julio. Ya había llegado con mis acompañantes a una estación de servicio, destino donde nos íbamos a encontrar finalizado el show, si nos perdíamos de vista. No lo creiamos, pero podía suceder.
Entrar al Hipódromo (donde se llevaba a cabo la misa esta vez) fue una suerte de odisea tenebrosa. Estaba vallado a 8 cuadras de su ingreso, y para acceder al gran campo donde suelen correr caballos tuvimos que guiarnos por unos pasacalles que comunicaban “ACCESO AL SHOW”. Mientras caminábamos, y mientras recordaba un chiste que hacía un acompañante mío, interpretando a Diego Capusotto, podíamos observar y esquivar botellas de cerveza, de gaseosa cortadas a la mitad y bolsas de plástico. Cuando nos tocó transitar las últimas calles hasta llegar a la entrada real, pude escuchar a un encargado de la seguridad “retar” a otros 5 para que se pusieran en medio del camino. Asumí que estos tenían miedo de algún que otro fanático drogado. De más está decir los diversos olores que se percibían en el aire... pero no está de más recalcar el aire festivo que brotaba de las almas de quienes asistimos a “la misa”.
9 menos 10 minutos estábamos haciendo la cola para ingresar a los baños químicos. Las mujeres (un 30% del total de los espectadores, más o menos) pedían que los hombres fueran hacia el sector donde había pasto, a lo que accedí caballerosamente. Ahí, me encontré a dos fanáticos más, que no conocía por cierto. Me pidieron que les alumbrase el piso, si tenía celular. Lo tenía, y decidí ayudarlos, pues pensé que habían perdido un dispositivo como el mío. Se decían “¿La vés? Tiene que estar por acá...”. “¿Qué perdiste?”, les pregunto. “La bolsa.”, me responde uno. Cuando se rindieron de buscar, nos fuimos, en distintas direcciones. 3 segundos después, uno se dá vuelta y me confía: “Si encontrás una bolsa, es tuya.”, a lo que ni respondí. Debió suponer que fumaba “faso” al igual que la mitad de los espectadores, y el porcentaje que acabó de estimar no es exagerado.
Luego, me junté con mis acompañantes de mayor confianza y les dije si querían ir un poco más cerca de donde estábamos, a lo que negaron (estábamos 10 metros atrás de la torre de luces, video y audio, ubicada a 50 metros del escenario). Decidimos entonces acordar un lugar para encontrarnos. Yo iba a ir lo más cerca que pudiese... o que me animase. Para adelantarles, se sabía que el Indio y su banda tocarían la placa entera, a excepción del tema que el cantante canta a dueto con el Inefable Señor Gama Alta, mejor conocido como Andrés Calamaro.
Una música electrónica, muy electrónica. Se detiene. Comienza la música de Star Wars, pero la de las películas viejas. Se detiene, y una voz ronca y gruesa anuncia: “Damas y caballeros: los Fundamentalistas del Aire Acondicionado”. Eran las 9 y 32, o 33 aproximadamente (el show estaba previsto para las 9, pero se sabe que nunca el Indio Solari sale a tocar puntualmente). Menos de diez segundos después comienza el riff de “Pedía siempre temas en la radio”, primer tema de su segundo disco, “Porco Rex”, que ya había sido presentado en la ciudad de Jesús María, en la provincia de Córdoba, el 12 de abril de este mismo año. A los quince segundos de empezado el show, me encontraba delante de la torre mencionada. La ola de gente me había llevado, afortunadamente, y comprobé que se puede avanzar sin dar ni un sólo paso. Luego de festejado fervorosamente, comenzó el segundo tema de la noche y del disco, “Ramas desnudas”, que a mí me recuerda a uno de Patricio Rey y sus redonditos de ricota (ex banda del cantante Solari), “Scaramanzia”, del disco “Último vondi a Finisterre”. No recuerdo biens i fue en ese momento, pero finalizado el tema, el Indio pidió que fuéramos hospitalarios con la ciudad de Tandil, que tanto nos había permitido. Hacía bien: todos los hospedajes estaban copados desde hacía un mes, sin mencionar el miedo que le provoca a la gente los fanáticos “ricoteros”, por una histórica mala fama con la que no comparto ni entiendo. También advirtió y pidió que supiéramos disculparle su estado de salud, el cuál no se encontraba “en su mejor versión”, según afirmó el mismo hombre calvo de 59 años, lúcido, por cierto. En fin, el show continuó con “Martinis y Tafiroles”, un tema de “Porco Rex”. Lo canté particularmente con todas mis fuerzas, ya que está entre mis preferidos de este segundo trabajo­. Finalizado el mismo, se afianzó –si quedaba alguna remota duda- el espíritu en los jóvenes, y no tanto, que estábamos presentes. El Indio nos anunciaba que iban a tocar una que recordásemos todos. Y así lo hizo, pues comenzó a sonar la introducción de “La hija del fletero”, del disco de Patricio Rey y sus redonditos de ricota “Cordero atado”. Iba a ser el más cantado hasta el momento. Me sorprendió en ese momento la calidad con la que tocaba el resto de la banda, integrado por los reyes magos Baltasar Comotto (para mí el mejor junto al bajista, luego del calvo cantante) y Gaspar Benegas en guitarras, Marcelo Torres en bajo, Hernán Aramberri (ex Patricio Rey y sus redonditos de ricota) en batería, Ervin Stutz en trompeta, Alejo Von der Pahlen en saxos, y (quien asumo que era, pues nunca lo había visto) Julio Sáez en samplers y ocasionalmente en una tercera guitarra. Finalizado este tema, comenzó otro clásico ricotero, “El infierno está encantador esta noche”, del primer disco, “Gulp!”. Vaya que la noche estaba encantadora esa noche... Muy emocionante tema, y muy bien tocado y cantado por la esplendorosa banda. Finalizado el mismo, se dió algo inesperado y esperado, a la vez, por mí: comenzó a sonar “Rock para el negro Atila”, presente también en “Cordero atado”. A través de entrevistas, el cantante había anunciado que tocarían variados y distintos temas de “Los Redondos”, en sus presentaciones. Por eso, yo la canté con más fuerza que el resto de los temas hasta el momento. Finalizado este tema, volvió a tocar un tema de su segunda placa como solista; era el turno de “Y mientras tanto el sol se muere...”, tema dedicado a su mujer. Definitivamente, no produjo lo mismo que los anteriores, aunque esto no impidió que lo cantase con igual ganas. Cuando terminó este tema, fue el turno de “Porco Rex”, tema que nombra al último trabajo del mito viviente. Es un tema que “tira palos” a las relaciones finales del cantante con el guitarrista Skay Beilinson, y que definitivamente, terminaron por romper en la separación de la más grande banda, en mi opinión, del rock argentino, no sólo por su música, sino por su efecto social en gente de todos los estratos. Luego del fin de este tema, las luces se apagaron.
5 minutos después, el Indio volvió a escena. Deduje que habían interrumpido el show para arreglar alguna que otra cosa, innecesaria para mí, pues el sonido era espectacular desde donde me encontraba (ahora, 10 metros pasando la torre). Una mención especial para el video: una obra totalmente ilustrativa de los temas que sonaban. Había sido hecho por el mismo autor por computadora. Genial.
Cuando reapareció, fue el turno de que sonara “Bebamos de las copas lindas”. Lo más destacado fue cuando el Indio dejó al público cantar “¡Eso es lo que hacés vos!”, del fragmento: “Voy a correr como un conejo, eso es lo que hace cualquiera... ¡eso es lo que hacés vos!”. Finalizado el tema, volvió con otro tema de “Cordero atado”: “Un ángel para tu soledad”, tema que terminó de ponerme la piel de gallina. No podía parar de saltar. El Indio, ya no tan capaz de dar giros como antes, se atrevió a dar algunas vueltitas, cuando no hacía notar su lujosa y espléndida voz. Luego fue el turno de un tema significativo de su primera placa como solista, “El tesoro de los inocentes (Bingo Fuel)”. El tema era “Nike es la cultura”, y lo canté como alguien que odia rotundamente la globalización, pues el tema trata de ello, si no, tan sólo relean el título del tema. Finalizado el mismo, volvió a tocar un tema del disco que le sigue al primero. Era el turno de “Sopa de lágrimas (para el pibe Delete)”, al que le siguió “Te estás quedando sin balas de plata...”, un largo tema en el que Baltasar Comotto mostró sus habilidades y por qué es el guitarrista del Indio Solari en un largo solo, el cuál fue muy aplaudido. Finalizada esta pieza, era el turno de un tema del tercer disco de “Los Redonditos”, Un baion para el ojo idiota”. “Ella debe estar tan linda” fue reconocida al segundo de empezada la introducción con la boca del Indio Solari. Fue tan auténtica, que nosotros mismos, los espectadores, aplaudimos en la parte que se escuchan aplausos en la versión grabada en estudio. A continuación, de estos aplausos, se armaban círculos vacíos, donde 5 o 6 se ponían en el medio para ser aplastados por el resto de nosotros. No era el turno en el cual yo iba a hacer esto... todavía faltaba. Finalizado el mismo, comenzó un tema de la placa número 9 de la ex banda del cantante Solari, del cd “Luzbelito”. Comenzaba a sonar “Me matan, limón!”... la cuál fue muy festejada y bailada por los fervorosos fanáticos. Finalizado el mismo, comenzó “Tatuaje”, uno de mis temas preferidos de “Porco Rex”... sin lugar a dudas, un momento que quedará en mi recuerdo eterno es cuando todos cantamos, sin la ayuda del mítico músico, la frase “¿No vés que la eternidad mañana acaba, y te vas?”. Sin lugar a dudas, fue una buena canción predecesora de la inesperada “Divina tv führer”, presente en el segundo y mítico cd de “Los Redonditos”, “Oktubre”.
3 minutos y medio después, comenzaba, lentamente “To beef or not to beef...”, un tema de “El tesoro de los inocentes (Bingo Fuel)”, que relata la historia de algún argentino que va a probar suerte en alguna parte del mundo, y siente tristeza por abandonar el país que le dio lugar para nacer (“To beef or not to beef, mi vida aquí no daba más, me fui en un trip, to Gringolandia...” – “...pensando en vos siempre, siempre extrañándote”).
Un minuto luego de terminar, se armó otro círculo... aunque no sonaba música. Pude saltar y descubrir que dos sujetos se estaban peleando con puños... a lo que cantamos “¡No parecen redondos, la p... madre que los parió!”. Es cierto, no lo parecían. Finalizado este corto espisodio, comenzó otro de mis preferidos, pero de ambos trabajos, no sólo del segundo. Comenzó así “Vuelo a Sidney”, en donde el Indio lució su gruesa voz, aunque cantando muy agudo, en el fragmento “Amarte, ¿es posible? ¿A quién tanto me lastima así?”.
Ya en el tramo final del show, se escuchó cómo la batería comenzaba con “Pabellón Séptimo (relato de Horacio)”, un tema que compuso el artista para un amigo suyo, asesinado en una cárcel durante una violenta masacre. Fue cantada por todos nosotros con muchas ganas y entusiasmo. Al final, se escuchó, cantada por el público, la frase final del tema, que dice “Y nunca, ya, voy a olvidarte Pablo, nunca...”, y finaliza con un guitarrazo con guitarra acústica de Julio Sáez.
Finalizado este significativo tema de “El tesoro...”, comenzó un clasiquísimo tema ricotero: “Un poco de amor francés”, presente en “La mosca y la sopa”, del cuál nadie pudo dejar de cantar “Su lengua no es sincera, pero te gusta oirla...”. Inigualable, aunque después llegaría el inesperado tema doble “Mariposa Pontiac/Rock del país”, un tema del 76’, pero grabado en estudio en el 96’, en la placa “Luzbelito”. Fue muy cantado... sobretodo, la parte “Rock del país”.
Cuando todos creiamos que se acercaba el final, llegó otro tema emotivo, “Juguetes perdidos”, de “Luzbelito”, el cuál me arrancó alguna que otra lágrima... pues tiene un significado único para mí. Cantada por absolutamente todo el público, se destacan las frases “Banderas en tu corazón... yo quiero verlas, ondeando luzca el sol, o no...”, y “Vas a robarle el gorro al Diablo así... adorándolo, ¡como quiere él!, adorándolo...”.
Otros 5 minutos de espera, para que el Indio regresara, y anunciara “pasito nuevo” para el hit de su segundo trabajo “Flight 956”. No sé qué hizo, pero vaya que estuvo bien... si el “paso” era saltar constantemente, logró que lo hiciéramos... de todos modos, para el tema que vendría ya conocíamos el paso: saltar y empujar a quién tuvieras más cerca, o bien atreverte a ocupar un lugar en el vacío del algún círculo. Me atrevería... pues sonaría a continuación el emblemático tema “Jijiji”, presente en “Oktubre”. No me importaba si sobrevivía para escribir este artículo, pero quería vivirlo.
Finalizado el show, el Indio tiró la frase “Gracias, nenes, el 27 de septiembre en San Luis...”, seguido por una frase del tema “Sorpresa de Shanghai”, “El que abandona, no tiene premio”. Espero no abandonar y tener premio. La recompensa es impagable.